15 octubre 2005

Al teatro...

Aquellos que me conocen saben lo que me gusta ir al teatro. Es, digamos, uno de mis vicios preferidos... ir al teatro, sobre todo si no se nada de la obra que voy a ver y si entre los actores no hay ninguno que sea famoso. Bueno, pues ya ha comenzado la temporada de otoño-invierno del Palacio de la Audiencia ;-). Y es que aquí, en Soria, ir al teatro no es como en las grandes ciudades en las que una misma obra permanece en cartel durante semanas. Aquí, en la mini-city, es un poco más complicado, cada obra se representa solo una vez, así que si da la casualidad de que quieres ir a ver una obra y ese día no puedes pues solo te queda una solución: joderte!!! Pero es lo que tienen las ciudades pequeñas... Eso sí, no nos podemos quejar... la oferta es bastante buena (unas 2 o 3 obras a la semana, entre teatro, danza, etc.) y yo ya he ido a ver tres obras en lo que va de mes y ha habido de todo un poco:
  • 84 Charing Cross Road- en una palabra, genial!!! Una de esas obras que parece que no cuentan nada, que no tienen historia, pero que cuando terminan te dices "pues va a ser que sí que tenía historia, y lo que es más me ha gustado, me ha llegado...". Solo dos actores, Carmen Elías y Josep Minguell, todo monólogos y un ritmo rápido. En resumén, un trabajo interpretativo excepcional de ambos actores y un montaje y dirección inmejorable de la mano de Isabel Coixet.
  • Historia de una vida- y menuda historia... dependencia, ambición, soberbia. Solo un problema, Isabel Aboy... sí, la que hacía de hija mayor de Emilio Aragón en Médico de Familia... Todavía le queda mucho, pero mucho que mejorar, hacía mucho que no veía una interpretación tan pobre... Eso sí, Luisa Martín espectacular en su papel de vanidosa profersora de universidad...
  • La cena - Esta vez, al contrario que en Historia de una vida, no se le puede reprochar nada a la interpretación, sobre todo a la de Josep Maria Flotats. Madre mía, para quitarse el sombrero!!! Perfecto. Pero no todo lo que brilla es oro... La historia, o más bien el ritmo tan sumamente lento del montaje, desluce esta obra. Hay en momentos que hasta desconectas de la historia porque termina por hacerse insufrible... Así que, una de cal y otra de arena...
Escuchando Every me, Every you de Placebo

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