30 diciembre 2005

Me gusta Soria...

Nunca lo digo, pero es verdad. Me gusta Soria. Me gusta, ¿y qué? Pero como en todo, hay matizaciones. Me gusta la Soria del Paseo de San Polo, la de San Saturio, la del Duero y la fábrica de harinas, la de la presa. Esa Soria del paseo tranquilo, la cena líquida y el café torero en el Queru, la Soria de las fiestas en el Glam. Esa pequeña Soria... la Soria de verdad.

Pero la otra Soria... qué decir de la otra Soria... ¿que la odio? ¿que me revienta? Pues sí. La odio. Odio la Soria de la zona de discobares, la Soria de las envidias, las críticas, los cotilleos. La Soria del "qué dirán", del "mira qué pintas" y demás...

¿Y a quién no le va a gustar la pequeña Soria, la de verdad, cuando se hiela el Duero y te regala estas imágenes?


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