11 enero 2006

No se ve nada. Se han vuelto a empañar los cristales de la ventana. Siempre se empañan. El calor de la cocina de leña y el vapor de las cazuelas...
- ¡Abre la ventana!
En la calle, llueve. Hay burbujas en los charcos. Burbujas de esas grandes, de las que quieren decir que seguirá lloviendo. O al menos eso dice mi madre.
Cierro los ojos. Es ese olor, ese olor tan familiar. El olor de la lluvia en invierno... Porque la lluvia no huele igual en verano que en invierno. Tierra mojada y leña quemada y yo, ahí, bajo la lluvia, mojada pero feliz. Mi madre me llama a comer y yo, yo dejo caer la bici nueva que me han traido los reyes y corro a casa, feliz, sonriente.
Hermoso recuerdo de infancia

Muriel de la Fuente, 7-1-06

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