31 marzo 2006

Hoy no es ayer.

Ayer jugaste conmigo y yo me dejé querer. Anduve sin rumbo, con los ojos vendados, pero cogida de tu mano.

Ese ayer hoy queda tan lejano. Las lágrimas de mis mejillas, aquellas lágrimas, la extrañeza de volver a casa, a mi ciudad. Todo eso pasó. Y hoy has vuelto a cruzarte en mi camino y te he cogido de la mano. Pero, recuerda, hoy no es ayer.

Hoy no jugarás conmigo. Hoy jugaremos juntos, cada uno con sus cartas, con su experiencia, apostando, arriesgando solo lo que cada uno quiera.
Y hoy sé que hay algo que no perderé, al menos contigo. No perderé la cabeza. Ni la cabeza ni el corazón.

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